S. Mateo 7:7-11
Pide y se os dará,
Busca y encontrarás,
Toca y se os abrirá,
Muchas veces nos
preguntamos ¿por qué nos va de tal o de cuál manera? ¿Por qué siempre tenemos
mala suerte? ¿Por qué nunca encontramos un lugar para estacionarnos? ¿Por qué
nos enfermamos tanto? ¿Por qué no logramos nuestras metas? ¿por qué no nos
rinde el dinero? Sin darnos cuenta de que somos el resultado de nuestros
propios deseos no deseados y de nuestras palabras expresadas irresponsablemente.
Es decir, ya sea
que lo analices desde un punto de vista metafísico, o desde un punto de vista
científico – le llaman programación neuro lingüística los escépticos- inevitablemente,
somos lo que nuestras palabras y pensamientos son; si pensamos positivo,
tendremos cosas positivas; pero, si pensamos de un modo negativo, así será
nuestra vida.
Dije inevitablemente, o
sea, creamos o no, hay cosas en la vida que simplemente suceden. ¿Has oído hablar
de la tercera ley de Newton? A cada acción corresponde una reacción igual pero
en sentido opuesto. Creamos o no, esa ley actúa. Bueno, lo mismo sucede con nuestros
deseos inconscientes. Simplemente suceden.
Tuve un compañero
de trabajo que indistintamente siempre que decía: "siento que me voy a
enfermar", terminaba por enfermarse, ¿no es acaso lo que estaba solicitando?
-Pide y os dará.
Conozco a algunas personas
que cuando comen, tienen la costumbre de espulgar la comida por si hubiera un
pelo y no hay falla: ¡Siempre lo encuentran! -busca y encontrarás.
Por otro lado, una
persona cercana siempre preguntaba: ¿no tendré cáncer? y se realizaba uno y mil
análisis. Tanto insistió que termino encontrándose con él, -toca y se os abrirá.
Pero no todo tiene
un tinte pesimista, también existe gente a la que simplemente siempre le va
bien y cuando nos acercamos a revisar su vida, sus comentarios, sus
sentimientos, sus pensamientos y sus palabras, nos encontramos con personas optimistas,
activas y sobre todo, pulcras en su manera de hablar.
Y es que de eso se
trata la lección de hoy, de buscar y analizar cada una de nuestras palabras y
pensamientos, finalmente por ellas (y por nuestros pensamientos) comienza
todo: por tus palabras serás condenado y por tus palabras serás
justificado.
Realicemos el
siguiente ejercicio: cada vez que se te venga un pensamiento negativo a la
cabeza que diga: "siempre tengo mala suerte" o, "siempre me va
mal", sustitúyelo inmediatamente por uno positivo, por ejemplo: "La
Luz de Dios ilumina todos mis asuntos y ahora, aparece el Plan Divino"
y verás poco a poco cómo las cosas cambian para bien.
Que las Palabras de
Dios sean tus palabras,
El Escribidor
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